¿Alguna
vez te ha costado apagar la luz antes de irte a dormir, sintiendo que el día se
ha terminado y aun hay cosas por hacer? Que tienes fuerzas para seguir…
El
día te dice que es hora de ir a dormir, pero tú sientes que no es así, estás en
desacuerdo con el mundo, te revelas, y te quedas mirando la luz fijamente, te
inunda una sensación de impotencia que te lleva a pensar cómo el tiempo
martillea tus sueños poco a poco…
El
día llega a su fin y tienes la sensación de que no quieres que se apague la
luz, de que necesitarías unas horas más antes de dar por zanjado el día antes
de irte a dormir. Esas horas te permitirían terminar de esforzarte lo
suficiente para sentir que estás en el buen camino, que algún día te llevará a
cumplir tus sueños…
Creo
que por eso no me gusta dormir más de la cuenta, porque me da la sensación de
que es tiempo en el que no estoy esforzándome por mis sueños… Pero es muy
contradictorio, porque los sueños primero hay que soñarlos, hay que ir a
dormir para que aparezcan, para que se gesten en la cabeza y en el corazón de
las personas.
La
realidad es que da miedo pensar que un día sea, la vida a pequeña escala, y que
algún día cuando se apague la luz, tengamos la sensación de que
necesitaríamos disponer de algunos años más para vivirla como habíamos
soñado.
Creo
que todo esto está íntimamente relacionado con saber vivir cada momento como si
fuera el último, ser feliz, disfrutar de cada segundo, y estar convencido, de
que lo que has hecho ese día es lo que está escrito en tu destino.
Mirando
el vaso medio lleno, si alguna noche cuando vas a dormir te cuesta apagar la
luz y no quieres que se acabe el día, sólo se pueden sacar 2 conclusiones
muy positivas… la primera es que tienes sueños y estás deseoso de que vuelva a
ser de día para luchar por ellos. Y la segunda, que estás vivo, y mientras se
está vivo hay que tener la convicción de que todo es posible.
De
ahora en adelante, si algún día tardáis en apagar la luz y tenéis los ojos como
platos, no os confundáis, no es insomnio, ese sentimiento se llama esperanza.