Llevo unos días investigando y leyendo cosas sobre Ken
Robinson, Sir Ken Robinson desde el año
2003 y es impresionante.
No creo que haya
muchas personas, con el don de ponerse sobre un escenario, y conseguir con diez
minutos de charla y cinco chistes, hacer temblar los cimientos, de cosas que
hasta el momento habíamos considerado, verdades absolutas.
Estoy muy interesado en el mensaje sobre la creatividad. Que
levante la mano quien piense que a lo largo de este camino tan delimitado, no perdió
cualidades relacionadas con la creatividad. El caso de esa madre que llevo a su
hija al medico para que le diagnosticaran una patología, y resulto ser una
estrella de la danza.
Hay otro caso, que me recuerda mucho a este que cita Sir Ken
Robinson.
Viajemos a Baltimore, en el año 1985 nació un niño, cuyos
primeros años de vida no fueron fáciles. Con 7 años se le diagnosticó trastorno
por déficit de atención con hiperactividad, dos años más tarde con 9 años sus
padres se divorciaron. La situación en casa y su enfermedad llevaron a su
madre, a llevar al niño con 7 años a una
piscina, con el objeto de controlar esa hiperactividad.
Este chico hoy es el mejor nadador de la historia, deportista
mas condecorado de los juegos con 22 medallas, el primer nadador mediático
cuyas carreras han levantado de sus asientos a los aficionados al deporte, su
nombre es Michael Phelps, ¿os suena de algo?
Recién retirado Michael tiene una fundación relacionada con
los niños, la natación y la vida saludable.
La duda que me asalta
es, ¿que pasaría si Phelps nunca se hubiera tirado a la piscina?
¿Y si Michael Jordan nunca hubiera tirado a canasta?
¿Y si a Mozart le hubieran quitado ese violín a los 5 años?
¿Y si a Goya no le hubieran dejado pintar?
Para cada individuo, encontrar lo hace bien de forma innata,
no resulta fácil, han de darse cientos de coincidencias para ello, y además, en
algunas ocasiones los sistemas educativos tienen un camino tan fuertemente
marcado, que nos alejan aun mas de nuestra cualidad, que al final acaba perdida
y sin uso, en algún cajón de nuestro cerebro.
Echo de menos aquellas semanas en el colegio o instituto que
dedicaron a realizar estudios minuciosos, para informarte acerca de lo que mas
se adecuaba a tus cualidades.
¡Claro!, no las puedo echar de menos, aquello nunca sucedió.
¿Cuantos de nosotros acabaremos obsesionados, en llegar a ser
algo para lo que no tenemos cualidades? , y aun así le dedicamos la vida a ese
algo, solo porque es donde nos llevo el camino, o porque alguien nos hizo pensar
alguna vez que era lo mejor.
Como dice Sir Ken Robinson, consejo benigno y hoy,
profundamente equivocado.